Utilizamos el término egosintónico o egodistónico para describir de qué forma cada persona percibe que está en sintonía o no con sus sentimientos, sus comportamientos, éxitos o fracasos.
Utilizamos el término egosintónico o egodistónico para describir de qué forma cada persona percibe que está en sintonía o no con sus sentimientos, sus comportamientos, éxitos o fracasos. Decimos que una característica de personalidad, o un síntoma es egosintónico cuando a la persona no le genera malestar significativo su forma de enfrentarse a una determinada situación o problema. Si decimos que es egodistónico, entonces es que lo vive con malestar o incomodidad.
Un tic, por ejemplo, puede ser visto por un observador como muy llamativo y aparentemente muy molesto, y sin embargo a quien lo tiene puede no producirle esa molestia. Esto ocurre con frecuencia con los trastornos de personalidad. Quien lo padece suele no ser consciente de cómo determinados comportamientos y estrategias para afrontar una situación, le están produciendo malestares posteriores, precipitan conflictos, ansiedades, rupturas…
La egodistonía motiva la capacidad para hacer cambios
Los síntomas y objetivos que cada paciente trae a la consulta son muy variados. Existen nexos comunes, pero todos tienen su peculiaridad. Los psicólogos valoramos aspectos como en qué consisten sus síntomas, cuáles son los apoyos sociales que cada uno dispone, las habilidades sociales, la tolerancia a la frustración, la conciencia de problema, y también la sintonía del problema con la persona, con el ego. La mayor parte de las personas que solicitan apoyo psicológico sienten que determinados síntomas producen un nivel de malestar, como para querer hacer cambios, es decir son síntomas egodistónicos.
Para alcanzar un cambio y llegar a aprender a hacer las cosas de manera diferente es necesario que exista el estímulo de un malestar. Claramente deberá ser moderado, ya que si el malestar es demasiado intenso puede producir un gran bloqueo, y si es demasiado suave, favorecerá la acomodación y no potenciará el cambio final. La psicoterapia es un proceso guiado de cambio, dirigido a resolver las metas establecidas por el paciente. Por tanto que el malestar sea egodistónico potenciara las posibilidades de éxito de la terapia psicológica.
Estar mal, ayuda a cambiar…
Por tanto un mismo síntoma puede ser percibido como egosintónico o egodistónico en función de quien lo viva. Un conflicto con alguien, un despido laboral, la homosexualidad… Así pues estos conceptos son meramente descriptores de la vivencia que la persona tiene ante determinados contextos, comportamientos o sentimientos. En ocasiones en psicoterapia trabajamos para potenciar unos u otros, siempre en función de los objetivos que nos plantea el paciente. En cualquier caso puede pasar que la persona tenga como meta alcanzar la calma en general en su vida, y sin embargo los cambios que quiere hacer sean en áreas que realmente no sean el foco del malestar. La falta de conciencia de cómo gestiona algunas situaciones, el que determinados comportamientos y actitudes sean egosintónicas no permiten ver la importancia de hacer cambios en otras direcciones. En estos casos el psicólogo clínico realiza análisis funcionales, y explica a su paciente cómo cree que se relacionan los síntomas que padece con las estrategias, conflictos, exigencias, frustraciones, etc. que la persona padece.
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