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Fernando Azor

El pensamiento positivo

La psicología positiva, es aquella que hace hincapié en el bienestar emocional, en potenciar aquellas cualidades de la persona que generen seguridad, en el pensamiento positivo y la fortaleza interior. La psicología ha hecho muchos avances y ha centrado gran parte de sus esfuerzos en el estudio de los malestares y las patologías psicológicas como la ansiedad, la depresión, el descontrol de los impulsos o las obsesiones. La psicología positiva, hace hincapié en el pensamiento positivo, en la creatividad, la inteligencia emocional, el humor, la sabiduría, la felicidad y la resiliencia.

 

Para resolver nuestros malestares podemos también potenciar habilidades que harán que nos sintamos mejor, más fuertes y con más energía para afrontar nuestros retos cotidianos. Parece que características como la autoestima y la gratitud, el optimismo, o rasgos de personalidad como ser extrovertido, junto con una estabilidad emocional, son algunas de esas habilidades, o capacidades que si se potencian favorecen enormemente el bienestar.

Cuando deseamos alcanzar una meta, es aconsejable que nos podamos centrar en las fases intermedias y que no nos desesperemos por llegar inmediatamente al final. Focalizarse en lo que se quiere conseguir y no apartarse del camino ayuda, pero a menudo esta pauta puede llegar a ser un motivo para la frustración si los resultados no llegan en el momento adecuado.
El pensamiento positivo, ayuda a que el esfuerzo se mantenga, pero a diferencia de lo que de manera extrema se proponen en libros como “el secreto” de Rhonda Byrne, sólo el pensamiento positivo no es suficiente para alcanzar las metas y el bienestar. Favorece el éxito pero no lo garantiza. De hecho, cuando el objetivo es que ni siquiera aparezca un pensamiento negativo mientras perseguimos nuestro deseo, puede llegar a ser bastante bloqueante la sensación de que por haber dudado no vayamos a conseguir nuestro objetivo.

Quizás sea este un buen momento para hacer referencia al concepto de la atracción por el opuesto: A veces para tranquilizarnos podemos decirnos que no queremos pensar en cosas que nos preocupan, nos dan miedo, o simplemente nos generan algún malestar.
Cuanto más importante pueda ser el “no pensar”, más probable será que nos centremos en lo opuesto a lo que nos pedimos: “no quiero pensar en que mañana es lunes y tengo mucho trabajo pendiente”, “no quiero pensar en que me digan que tengo algo malo cuando me den el resultado de la radiografía”.

A veces para deshacernos de un pensamiento negativo, no basta con decirnos que no se piense en él. Puede ser necesario primero convivir con la idea para después conseguir centrar la atención en otros pensamientos o actividades que sean más productivas.

El pensamiento positivo es por tanto algo que debemos potenciar aunque debemos ser capaces también de reconocer y afrontar nuestros miedos para que sea más probable alcanzar nuestras metas. Ser capaces de ser constantes, poder renunciar a lo que no nos compensa y crear objetivos alternativos suele ser sinónimo de éxito y bienestar para la persona.
                                                                                                                                Fernando Azor

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